sábado, 26 de julio de 2014

Criando un pequeño friki

Pobre hijo... Todavía no habla y uno ya lo viste con leyendas de personajes de comics.
Papito es fanático de los comics, y a mamita le gustan pero no tiene la obsesión de guardarlos en bolsitas con obsesión de coleccionista. Pero mamita es la que le compra la ropa... y viene con cada prenda!!!
Bueno, tampoco la pavada. Le compro remeras por lo general... La última adquisición fue un enterito de tela joggins de Superman. Le queda precioso!!!
La primera fue una musculosa de Batman, personaje que le encanta a su padre, y a mi me gusta también, porqué negarlo (sobre todo en la "versión" Christian Bale).
Siguió una remera de Capitán América, una polera de Dragon Balls, y una camiseta de Spiderman.
Pero lo que muchos no me podían creer, es que en cuanto supe que era varón, compré en China (mucho antes de que Afip y el correo se "complotaran" y nos dificultaran las importaciones) unos peluches... Pero de qué??? Bueno, me tenté con una ballena de peluche... pero no es cualquier ballena. Es Laboon, la ballena de "One Piece", un animé que hace 15 años está al aire en Japón, lleva más de 700 capítulos y está en el top ten de los animés. Detrás de Laboon hay una tierna historia de camaradería entre ella y la banda de piratas Rumbar, de las cuales sobrevive un solo miembro con la sola esperanza de encontrarla y volver a estar juntos.
En fin, el caso es que me tenté con ese peluche, y compré un montón más!!! Otros personajes de la misma serie... un pequeño Naruto, algunos personajes de Mario Bros...
Y me asaltó una duda: y si nuestro pequeño, que crece en medio de tanto animé (porque en casa se miran unos cuantos), tantos comics, Star Trek, películas de Marvel y DC, juguetes frikis y tíos postizos frikis; de grande le tiene repulsión? A quién le heredará papá toda esa colección de años?
Espero que no! Porque es algo que nos encanta a ambos y disfrutamos ir al cine o pasarnos un finde mirando capítulos de series viejas y nuevas de nuestros personajes favoritos.
Espero que entienda que lo que nos gusta es el valor de la amistad que transmiten muchos de esos dibujos, la camaradería, la solidaridad, el reconocer al otro que es mejor y que por eso no es un rival o enemigo. A veces son las circunstancias que lo ponen "del otro lado de la vereda".

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